LUIS PERDIGUERO, NOSTALGIA Y CANTE DE VERDAD

 

Dice esta misma semana Bohórquez que el cante de verdá murió hace tiempo. A mí me parece que llevamos matando el cante desde la muerte de Tomás Pavón, en un asesinato continuo efectivista que aliena el presente y desprovee el futuro.

Me gustaría saber que pueden pensar los que ahora estudian cante hora tras hora para los recitales y festivales de verano, a sabiendas que las referencias de la crítica no creen en ellos y que todo tiempo pasado fue siempre mejor, haciendo de éste carente de esperanza en los contemporáneos que se adentran en las grutas de los soníos negros, a sabiendas de que su camino se menoscaba y se le aparta de dejar su huella en la historia.

*Portada del disco

Este ataque de nostalgia solo podemos achacarlo a que no haya escuchado el último trabajo de un cantaor que con pasitos cortos pero firmes está ahí, sin ruido, con humildad.

En ello, en un alarde romántico la discográfica Karonte y Cambayá y su director Fernando Rosado, alejados de este crimen continuo, se lanzan a una tercera grabación de cantaor Luis Perdiguero

El disco no puede ser más jondo. Luis lleva muchos años demostrando su afición y ojo, sus facultades. No se sale ni un milímetro de lo que él entiende que es ese cante de verdá, de su verdá como dirían en Cádiz, una verdad ortodoxa, paradigmática, sincera y por ello arrebatadora.

Paradigmática porque el cedé reproduce la sensación de un recital al uso, de peña, con sus ocho palos, con sus reaños de tener una propuesta. Una propuesta que a cualquier que se acerque a nuestro arte se le debería de poner 24/7, como dicen los modernos, para que se sepa lo que es flamenco, y probablemente lo que NO LO ES.

*Letras y elenco de artistas del propio CD

Soleá para empezar, como una de principios con la maravillosa guitarra de Antonio Higuero. seguidas de una maravilla de tientos tangos de gusto antiguo.

Luego las bulerías que dan nombre al disco, para mi gusto más canasteras, abarcando otros públicos y sensibilidades flamencas, nos recuerda a alguna composición de Jose Carlos Gómez. 

Vuelta al sendero en las alegrías con una salida espectacular. Cantinas q por arriba suenan a gloria.

Los fandangos se alejan de su halo de vulgaridad, para convertirse en un palo noble en la garganta de Luis. Flamenquísimos, jondos, sin estridencias y sin forzar. Salen como brota el agua de un manantial. Atentos a como cierra el último…una delicia.

Seguiriyas donde brillan hasta las falsetas. Los jipíos y la pelea tiñen de negro esta parte de la grabación. Con un cambio final por cabales del tuerto la Peña, donde la bajañí parece que deriva hacia los cantes de ida y vuelta. Broche de oro a esta delicia trágica.

Luego, bulerías por Jerez como es del gusto de Luis, sin perder nunca sus referencias.

Acierto en la producción de Antonio Blanco y del sonido del Antonio Navarro "El Navi" en especial en la grabación del último de los cantes; los martinetes donde el eco, dotá a este último cante de una espacialidad que propulsa la intimidad de este cante sin acompañamiento. Un punto y final digno de un inmenso trabajo.

No podemos pasar por alto el elenco guitarristas de prestigio, aficionados, y curtidos en mil batallas que acompañan el soniquete de Luis. Antonio Higuero, el propio Paco León y el gran Antonio Carrión. Clasiquismo y acompañamiento, senda clara y nítida para no perderse

Ya les digo, un disco para tener y al que el tiempo le hará justicia. Canté de verdá


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