FLAMENCO EN EL DIARIO ESPAÑA DE MARRUECOS (IV)

 


Hoy queremos acercarles un nuevo artículo sobre flamenco publicado en la Diario España en la ciudad de Tánger durante el protectorado.

El periódico España, como venimos acercándoles este verano, se encargaba de poner al día diariamente a la comunidad española en dicha ciudad en un época donde de las 56.000 personas que vivían, allí 36.000 tenía dicha nacionalidad y donde la siguiente colonia por nacionalidad era la francesa con solo 8.500 personas.


*portadilla de uno de los números del Diario España

Además de noticias de España, ligadas al régimen del General Franco y también a la actualidad internacional, centradas en este año en la guerra de Corea y en la intervención de EE. UU. en aquel país, nos encontramos, como dijimos en la entrada anterior, con una página dedicada a la actualidad tangerina y otra donde aparecen noticias relacionadas con la parte más oriental de las ciudades españolas bajo el protectorado y las actuales ciudades autónomas.

Pues bien, en ese contexto, no eran muchos los artículos dedicados específicamente al flamenco, sin embargo, el 6 de mayo de 1950 se le dedica con cierta hondura un artículo a doble columna bastante amplio al hecho flamenco, bajo el título “Bailarines y bailaores” a la que acompaña una foto de Rosario y Antonio y que firma Octavio.

Nos ha parecido interesante traer este articulo al blog ya que tiene algunos detalles que son dignos de mencionar.

El primero es la temática del mismo, donde se habla de la universalización del baile flamenco, del que el autor se congratula por ser andaluz, como el mismo dice, pero donde dicha universalización está reñida desgraciadamente con la perdida irremediable de la pureza.

“Para nosotros los andaluces, ni que decir tiene que el triunfo de nuestros bailes nos enorgullece y nos complacemos mucho en saberlos llevados a tan universales y altas esferas”.

Como veremos el articulo versa sobre ese doble sentimiento contradictorio, uno positivo por el hecho de su universalización y éxito internacional de algo andaluz y por tanto algo propio de ser español en ese contexto de aislamiento internacional que sufría nuestro país, y por el otro, cierta desazón por la pérdida de una pureza que desaparece con este mismo éxito. Como vemos un tema de recurrente actualidad en nuestro mundo donde los avances siempre se han tenido como atentados a la pureza y por lo tanto tendentes a la desaparición de un mundo que hay que preservar a toda costa.

Este éxito se debe según el autor a determinadas parejas del momento y sus espectáculos que están llevando a cabo por todo el mundo. Se citan como artífices de esta triunfo internacional a Pilar López directora del ballet español, La pareja Teresa y Luisito o quizás los mas conocidos Antonio y Rosario.

Curiosamente el autor señala como génesis de dicho éxito a “la ruta, pudiéramos decir, de García Lorca, de sacar al flamenco de su ambiente y llevarlo al mundo”, comentario en tono positivo hacia el poeta granadino y a sus logros intelectuales referidos en este caso al flamenco. Apreciación en un periódico de marcado carácter franquista que sorprende y nos habla de la valorización que se hizo de su figura también en ese período.

Sin embargo, el autor se queja amargamente de algo que todavía está en el debate de mundo flamenco y es esa pérdida de una forma de vivir que afecta, en este caso al baile como prueba irrefutable de la perdida de “los últimos cataores y bailaores de Andalucía” como cierra el artículo.

Porque, mantiene el autor, esta universalización se condensa en una cuestión semántica. En la diferencia clara y manifiesta entre un bailarín y un bailaor, describiendo al detalle este último: “El bailaor lo lleva en la masa de la sangre, era, como los toreros de antiguo, bailaor a todas de las horas del día flamenco por los cuatro costados”. […] ”bailaban cuando estaba entre los suyos, entre los cabales” […] “Fuera de ese ambiente el bailaor y la cantaora se encuentran extraños […] Su cante y su baile, como todo lo bueno andaluz, sólo era para quieres saben entenderlo”- Además para abarcar mas en el perfil socioeconómico del “buen” flamenco se dice que “bailaban y cantaban como el corazón les daba a entender; nunca estuvieron en academias ni supieron de estilizaciones ostentosas. Bailaron como lo hicieron desde niño, obedeciendo a esa voz que les cantaba en la sangre de la copla vieja y honda de la milenaria Andalucía”.

En esa purificación de la sangre, siempre hay que aportar nombre que puedan contraponerse a los nombres nuevos como pasa justamente ahora. Por ello el autor tira de Juana la Macarrona, Rafael Ortega…a los cuales contraponen otros que considera de menor enjundia “fuera de su ambiente el cantaor o la bailaora se encontraban extraños; tenían que estar en su salsa. Estamos seguros de que ellos no gustarían tanto por ahí como gustan Carmen Amaya o Antonio, por que su gracia y su arte era difícil que la comprendieran fuera de su tierra


*Juana la Macarrona. Foto Diario de Jerez

En definitiva, un interesante artículo que redunda ya en el año 50, en un visión de que el flamenco, lo jondo, se pierde y que no tiene derecho a una evolución.








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