DOLORES AGUJETAS: LA RAZA DE UNA ESTIRPE

 

Dolores Agujetas al cante. A la bajañí Domingo Rubichi

Peña Torres Macarena Sevilla 17 de abril del 2021.



Dicen que hay que apoyar la cultura, pues más que lo que hace esta peña, es difícil.

Magnifico ciclo flamenco que propone esta peña señera y que forma parte de tuétano como entidad cultural que es de acordarse todos los años de Pastora, ojalá el ayuntamiento disponga de un lugar más digno que ese agrupamiento de los tres monstruos de la Alameda, como si los tres fueran una misma cosa, un conjunto incierto.

Que no sería del flamenco sin sus peñas, y sin los recursos que atesora y los servicios que dan como sus bibliotecas.

Dolores y Domingo, casi no llegan, ya que la Macarena no es el mejor sitio para aparcar. Que no cunda el pánico, tiempo hay.

El recital comienza con algo que se debería extender y es una charla de divulgación, no profunda, ni larga, como la que nos deleitó en este caso, la profesora Ángeles Cruzado sobre la mujer en el tiempo de Pastora Pavón. Una delicia y una forma de aprender más allá de la propuesta estética de cante, toque o baile.

Dolores comienza por tientos tangos. “En la casa de la pena, ya no me quieren a mí, porque mi pena es muy grande que las que habitan allí”. Tientos de la corona, tan propios de su casa y que grabaría Antonio Agujetas en 2001

“Quien tiene pena no duermen, y yo siempre estoy durmiendo, y con eso quiero decirte, que no te quiero”. Frijones aparece porque Jerez está vivo en estos dos artistas.

Se superponen el quejío feroz de ella y la parsimonia de Rubichi. Cuando vemos a Dolores nos acordamos de cómo se sienta toda la familia en esa silla de nea, echaos para adelante, apoyaos los antebrazos en el regazo.

Los tientos se aceleran y se convierten en Tangos. “Que es aquello que reluce, en medio de los olivares, Son los ojos de mi niña, que se parecen a mi mare”. No podemos no acordarnos de la modernidad ortodoxa del disco de su padre Manuel con Gualberto.

Seguimos por tarantos, no sin acordarse de su padre Manuel. Dice que serán cortitos. A nosotros todo lo que hace nos parece corto que es diferente. Se hace el taranto de “Dame la espuela”

Domingo le indica el camino de la soleá. “A quien le contare yo, la fatiguita que estoy pasando, se lo voy a contar a la tierra, cuando me estén enterrando” nos merendamos la soleá de Alcalá de Joaquín el de la Paula. Dolores se pelea en el segundo tercio, se traga los cantes.

Todo cortito, todo en dosis de perfume caro.

Dice que se va a cantar un fandango que no le gusta a su marido. Se lo canta. “Sembré flores colorá, en la tumba de mi mare, y como las sembré con llanto, aprendieron a llorar, las flores del campo santo” unos fandangos que conoce.

Chispazos en este primer pase, pero dejando regusto, y sobre todo trasfigurando una casa, una casa entera.

El segundo pase comienza de nuevo por soleá. “Lleva una cruz al cuello. no es de oro ni marfil. Dejarme rezarle a ella. que en ella quiere morir” y termina con “está sentado en la plazuela, la Rogelio y tío Frascuelo y Paco el de la Malena”

Pero donde va destacar Dolores en el siguiente palo. Las seguiriyas por donde cantaba su padre Manuel en una letra de triste pa´rriba “El carrito de los muertos, pasó por aquí y como llevaba la manita fuera, yo lo conocí”. Soberbio

No quiere irse sin dejar un martinete a pelo que nos sabe a gloria. Finalmente cierran por bulerías muy a la jerezana.

Reminiscencias claras de lo que es. Una casa entera, una casa.



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