JOSE Y MANUEL DE LA TOMASA. VIVIR A NUESTRA FORMA

 

El Perla a la bajañí, Miguel Fernández y Juan José Amador a las palmas

Lugar: Fundación Cajasol. Sala chicarreros- Sevilla

15 de octubre de 2020

100/120 PERSONAS. Entre ellas la fotógrafa y directora de cine Remedios Málvarez

Estos aciagos días de perdidas irrecuperables para el flamenco nos hace ponernos un poco melancólicos y sucumbir a los recuerdos. ¿Cuántos años llevamos viniendo a los jueves flamencos?, ¿Cuánto de aquellos magníficos cantaores y cantaoras se fueron?, ¿Cuándo se irá de una vez esta epidemia y nos dejará volver a vivir a nuestra forma, verdad José?.  Cuánto bien ha hecho esta iniciativa a este mundo del cante. Ay!

Partiendo de que el teatro no es el hábitat natural del cante ni el que más nos guste, este pequeñito teatro se deja, y más se deja la propuesta atractiva de ver a un abuelo y a un nieto cantar juntos.

No podemos olvidarnos de los nuestros así que todo comienza con una semblanza a Manuel Herrera. La afición, esa gran valedora de lo flamenco.

Manuel de la Tomasa sale al escenario con las mismas hechuras que toda su casa y comienza por alegrías. Y tras dos letras se pasan a las cantinas del contrabandista de tan bien desafinaba Rafael el Tuerto. Enseguida el Perla, destaca en ese cambio de melodía donde Manuel hace la del Pinini de la Simoncita y después la de los colegiales, metiendo dos compases en silencio, cual pieza de jazz, que nos sobrecoge, y nos envuelve. La importancia del silencio.

Luego llega el cante por soleá, comenzando por el Chozas uno no se puede relajar “¿Por qué dice esta mujer/que yo he dormido contigo sin haber dormido?/porque quiere de volverme loco/ o que yo pierda el sentido” y después por Joaquín de la Paula “si está muerta que la velen”. ¿No dicen que los gitanos no quieren a sus niños con buenos principios? Pues Manuel los tiene y los rebusca, sin alharacas y sin chillar.

Después unas seguiriyas pa morí, por el palo de su casa como dice su abuelo. Manuel nos gusta, nos sigue diciendo que esto no se acaba. Después termina por Bulerías, para nosotros un poco largas, después del dulzor amargo de las seguiriyas. A veces menos, es más. Ahí lo deja… De momento.

Su abuelo José llena todo el escenario, ese tótem, ese gigante que lleva su estirpe y su ciudad como bandera. Comienza por tarantos, el “estilo gore” del cante, como diría ese buen amigo de Algeciras Sergio Ortiz “Toito vestío de negro / porque ha reventado un barreño”. El Perla lo acompaña fino y elegante.

Continua por Solea, con una voz medida, matizada, sin salirse de la senda. Escuchamos el eco de Antonio Frijones. Después un regalo de fandangos que nos recuerda una cita de un concierto del músico jamaico-estadounidense Masego “ustedes están de vacaciones ahora”. A mi solo me falta la sombrilla.

La base esta puesta, es a lo que veníamos y nos vamos satisfechos. Es lo que creíamos que había y no nos equivocamos. Pero los de la Tomasa se quieren ir cantando y se quedan solos en el escenario abuelo y nieto, nieto y abuelo, para acordarse de la fragua de los suyos. Imposible marcharse con mejor sabor de boca. 

Un día Manuel, cuando tenga nuestra edad se acordará que una vez cantó con su abuelo en público, por y para Sevilla, y se pondrá melancólico.

Fotos y video: Rafael Jack Sánchez McGuirk

.

Comentarios